Por segunda
vez, me dispongo a realizar el descenso de este barranco, del que no tenía el
buen sabor de boca que se merece y es que a pesar de ser un bonito y divertido
barranco, en aquella primera ocasión, el gran caudal lo hacia un tanto temible
y encima desconocido.
Las
fotos de esta entrada corresponden a las tres veces que lo he realizado, pero
la crónica es de la segunda.
Formamos un
grupo algo numeroso para mi gusto y además hay que añadir la poca experiencia
de algunos y la nula de uno. Así que cuando apago la furgoneta lo primero que
veo es otro grupo también muy numeroso que acaban de llegar. En otras circunstancias
hubiera arengado a mis compañeros para darnos prisa, pero así, mejor esperar
tranquilos y pasar últimos.
La entrada
al barranco se hace desde la misma curva en la que se encuentra el
aparcamiento.
Para cuando
nos disponemos a entrar en el barranco, del grupo que nos precede quedan 4 por
bajar la primera cascada.
El caudal no
tiene nada que ver con lo que nos encontramos en aquella primera ocasión y el
grado de tensión, habitual en mi cuando hago barrancos, no llega al estado de
nervios que viví allí.
Con la
instalación montada, Javi baja de primero para asegurar el resto de bajadas. Esto
se repetirá en cada rápel.
Aún quedamos
tres por bajar, cuando entran el curso una pareja asturiana a los cuales cedo
la oportunidad de bajar y así no hacerles demorar en exceso. Ellos amablemente,
rehúsan hacerlo y continuamos.
Esta primera
cascada, es realmente la sucesión de dos más cortas con una parte intermedia
casi horizontal.
Tras la poza
de recepción nos salimos por la derecha avanzando casi todo el rato fuera del
curso hasta llegar a un puente.
Cruzamos el
puente y a los pocos metros volvemos a meternos en el barranco. Llegamos a una
rampa en la que un vecino de una casa
aledaña al barranco (Hay varias) nos indica que nos sentemos y bajemos en
tobogán. Una cuerda un tanto gastada y
anudada, sirve para los que no lo tienen claro, desciendan amarrándose a ella.
Los que nos
decidimos a tirarnos disfrutamos de un bonito y limpio tobogán de 6 metros y
con caída vertical de unos 2 metros al final a una poza con suficiente
profundidad.
Un salto de
4 metros a los pocos metros del tobogán y otro más pequeño, dan paso a un tramo
de andar.
El siguiente
punto de interés es un salto de unos 5 metros, al que se accede tras un pasamanos
a la derecha, según sentido del descenso y una rampa asegurada de nuevo con una
cuerda, está en peor estado aun, que termina en una repisa desde donde
saltar. Aunque hay un descuelgue a la
izquierda, que según reseña indica ser un P12, todos preferimos saltar y así lo
hacemos.
Una de
destrepes poco reseñables nos sitúan en otro descuelgue en el cual vemos la
posibilidad de salvarlo con salto de
unos 6 metros.
Algún
resalte mas tampoco reseñable y llegamos a una nueva instalación. Un P8 con el
descuelgue a la Izquierda del curso.
Un pequeño
salto de 3 metros da paso a la siguiente cascada. Para esta, hay dos instalaciones. Una primera
a la derecha, P20. Otro tras un salto a una poza P17. Nos decidimos por este
último y la pareja de Asturias llega tras nosotros haciendo el P20.
Avanzamos
pocos metros, cuando encontramos el último rapel al que se llega tras “dejarse caer” a la poza. Por el desagüe de esta, a la
derecha, sobre un gran bloque de piedra está la instalación de este P20.
Una vez
hecho este rapel nos saldremos del barranco por la derecha (siempre en el
sentido descendente) bordeando las ruinas de un antiguo molino.
En apenas 20
minutos estamos de nuevo en la carretera donde habíamos dejado un coche.
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